martes, 25 de enero de 2011

REPORTAJE A LA COCHERA Revista de Artes escénicas El apuntador. Córdoba, 2000.-

…Tiene que ser lo que sea el resultado del espíritu del equipo. Si tomo individualmente a las personas cada una tiene su opinión, su propósito…pero todos juntos producen como una especie de espíritu que trato de sostener y quizás este es uno de los motivos por los cuales el grupo La Cochera lleva 15 años. Quizás es porque ese espíritu se mantiene vivo. Sin embargo, las cuestiones profesionales, no están pensadas. El grupo carece de esa planificación política para tener una profesionalidad. (fragmento de la ponencia de Paco Giménez en el ciclo “Hablemos de Teatro”, oct., 2000)

RITA NOVILLO: actriz de La Cochera (LC)
Yo fui la primera alumna. En el año 84 había un grupo de actores que con un director estaban preparando una obra. Era por La Cañada cerca de la bajada San Roque, un sucucho. Vi un ensayo y me empezó a venir una descompostura, ganas de vomitar, me dolía la cabeza. Al otro día, lo cuento en mi grupo y partimos a ver otro ensayo. Le preguntamos a Paco si iba a dar clases. Fui la primera en anotarme.
1985, era un garaje con una lamparita. A los tres meses presentamos una clase abierta con ejercicios. Se llenó. Entra otro grupo y empezamos a buscar un nuevo espacio. Y en octubre nos cambiamos a 9 de julio al 1500. Paco con la audacia que lo caracteriza largaba muestras cada tres meses e invitaba a directores como Graciela Ferrari y Roberto Videla, que estaban recién llegados, Miguel Iriarte y otros. Pegaba fuerte. Hubo grandes críticas. Algunos sostenían que no era teatro sino terapia. En cierta forma, un primer año de teatro tan profundo, es una especie de terapia. Recuerdo que mi primer personaje fue lady Macbeth, la que hoy estoy haciendo en “Everyman”. Es el personaje que más me costó. A todos Shakespeare nos ha costado. Tuvimos dos años en la elaboración de la obra, de los cuales uno completo con el texto de Shakespeare.
Estoy muy tranquila y muy segura. La entrega que le hago a Paco es como un enamoramiento hacia una persona que considero absolutamente talentosa, creativa y muy perceptiva. Ahora, doy clases y dirijo. Lo bueno es que él no critica, interroga.
La Cochera es un lugar donde yo entro y algo en mí se empieza a abrir. Me revitalizo, tengo la risa fácil, el canto fácil. Cuando estoy lejos me enfermo. El primer síntoma que sentí al entrar ahí fue un movimiento interno, de las entrañas.

PABLO ALTAMIRANO :nuevo Presidente de la Asociación La Cochera
Eran tres años de Taller con un trabajo final. Nosotros terminamos con Besos Divinos (1990) Fue una obra muy fuerte dónde la sexualidad estuvo muy presente. Nos llevó un año y medio de trabajo. Son los tiempos de LC. Algo se gesta a partir del completo caos. Besos Divinos fue estéticamente importante. Mostró una puesta muy pulida.
No se suspende la vida para crear. Siempre estoy dispuesto a la hora de un nuevo proyecto y no siempre estoy de acuerdo con Paco. El don que él tiene es el de ver a la persona no desde el punto de vista artístico, sino humanamente artístico. En LC la vida se mezcla con el hecho teatral.
Me resultan conflictivos los tiempos de LC, pero me parecen asertadísimos porque el producto vale la pena. Es un método adictivo porque trabajás con vos mismo y eso genera caos que choca con el caos del otro. Pero siempre se vuelve algo superador. Si no, no podrías estar o estarías mal que sería otra forma de no estar. Es que somos una familia. Nos manejamos así en los afectos, en los odios, en cómo nos observamos, en lo que callamos. Paco, en ese sentido, es uno más.
La trayectoria de 15 de años es un orgullo terrible para nosotros. Uno puede estar de acuerdo o no con la estética de LC, pero no se puede negar que es un referente.
Everyman. Si algo perdura significa que lo cuidás.
Con Shakespeare fue impresionante. En la lectura se abrió un abismo. De esta puesta tengo muchas satisfacciones. Es la primera vez que un grupo de LC trabaja organizadamente sin Paco, que asume una responsabilidad y la ejecuta. Paco estuvo en todo el proceso, se estrenó y a las dos semanas se fue y nosotros seguimos con las funciones seis meses y vamos a seguir. Me parece un producto muy digno y muy digna la forma en que lo cuidamos. Me parece ejemplar porque no siempre sucede eso. Que algo perdure significa que lo cuidás. Muchos emparentan Everiman con Uno. Creo que tiene que ver con el cuidado al que me referí. Esas son señales que hay que oír. Es lo que nos va a permitir ser más felices con lo que hacemos. Como hacedores de Teatro en Córdoba, tenemos que entender que nuestros productos son vendibles y ponernos a trabajar en eso.

GALIA COHEN: actriz de La Cochera (LC)
Yo con Paco había trabajado en el grupo La chispa. Cuando se fue a México, durante ocho años nos escribimos cartas. A la primera Cochera, en la Cañada, iba embarazada de mi hija que hoy tiene 16 años. Un día, llegaba a casa con el cochecito del bebé y Paco me propone hacer un espectáculo con la gente de antes. Ese grupo era de actores profesionales, éramos pares. Era retomar una vieja historia creativa, porque él vuelve a Córdoba y yo volví a hacer otro tipo de teatro. Durante los años del proceso, había trabajado muchísimo en café concert, con Miguel Iriarte, en temporadas en Carlos Paz. Fue una época de furor del teatro cordobés. En esta otra época, coinciden muchas cosas, la apertura de la democracia, el reencuentro con tanta gente, es una época de posibilitarse, de decir cosas… Me acuerdo que trabajamos a partir del espacio vacío. Cada uno iba improvisando, trayendo su material, sus canciones y así nacía Delincuentes comunes. El único actor nuevo fue Giovanni que era un chico recién llegado de Catamarca, todo tímido. Paco nos dijo que hiciéramos lo que quisiéramos en ese espacio y fue un gran desafío. Al tiempo, cuando llevamos el espectáculo a Brasil, una crítica dijo que era un trabajo dedicado a la represión donde se contaba lo sucedido en este país de una manera novedosa y llena de desenfreno. Nosotros no lo vimos así. Pero ahora, a la distancia, le doy la razón. Es que se trataba de “poder decir después de tanto tiempo”. Tampoco se decía mucho, todo el mensaje era ambiguo y a eso le atribuyo el éxito; además de haber demostrado poder crear con nada. Eso habla de lo maravilloso que es Paco, de su gran claridad para partir de lo que tenés y de lo que sos. Y habla de no meterte el perro: si no hay infraestructura, si no hay luces, se trabaja con una bombita o con una vela. La iluminación de Los Delincuentes, que hizo Sarmiento, era toda con tachitos de aceite, y un vidrio roto sirvió para toda una escena. En vez de cambiar el vidrio, la actriz pasaba la mano por ahí. Jugar con la nada… El otro día pensaba en eso, a fin de cuentas, uno trabaja siempre con materiales que tiene muy adentro. Las canciones que he cantado en todos los espectáculos son canciones que sabía de siempre. Esa poética que tiene Paco al poder trabajar a partir de lo que cada actor entrega, al poder mixturar y armar un espectáculo con eso, es un poco el estilo y el sello que de la LC.
Siempre hemos sido bastantes anárquicos, a eso también le atribuyo el éxito del lugar. Un lugar de mucha libertad creativa, donde toda propuesta es escuchada y tiene valor. Es difícil que en Córdoba algo perdure tanto tiempo. Es muy difícil. Lo digo porque yo cumplo 30 años con el teatro y siempre he estado en cosas que se han creado en Córdoba, pero siempre era como que se creaban por primera vez y pasaban a la historia. En cambio el hecho de pertenecer a un grupo tantos años me parece muy importante.
Paco es un gran músico, quizás por eso tengo tanto enganche con él, porque a mí lo que más me gusta es cantar. Es un músico en sus puestas, en cómo maneja el ritmo. Sus obras son como una partitura. En todos los espectáculos ha tenido mucho que ver la música.
Me gustaría que LC fuera realmente un centro de producción. Hay gente que tiene que empezar a aparecer en el rol de dirección. Con Los Delincuentes este año hemos decidido hacer otro espectáculo, Ultimatum. Queremos ver que podemos hacer después de 15 años. Lo vamos a estrenar pronto, es con animales, como una ceremonia.
FIN. Reportaje de Soledad González.

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